El flautista de hojalata

La técnica de la flauta empieza con nuestro cuerpo y su actitud.
Sustentados en nuestros pies con un apoyo equilibrado entre la zona anterior del talón y las cabezas metatarso-falángicas.
Flexionamos las rodillas para sentir y hacer partícipes a nuestras piernas. Al inspirar esta flexión nos prepara para proyectar nuestro sonido hacia adelante, hacia arriba,...
Las caderas han de sincronizarse con las rodillas de forma que el tronco permanezca vertical. Si el sentido del movimiento de las piernas es hacia abajo, el del tronco es hacia arriba.
Fijémonos ahora en que nuestros hombros no se encojan hacia adelante sino que se proyecten hacia afuera transmitiendo simultáneamente una sensación que llega hasta nuestros dedos.
Es ahora el turno del atlas y axis en una rotación que "desenrosca" la cabeza hacia arriba.
Casi a la vez, soltamos las articulaciones temporomandibulares. Es imposible no bostezar.
En este momento tomamos la flauta entre nuestras manos y la llevamos a nuestros labios para obtener el primer La del día. Un poco frío al principio y algo desafinado.
Ya somos, junto a nuestra flauta, un instrumento de viento y empezamos a disfrutar.

El de aquí abajo creo que no necesita nada de lo anterior. Quizás por eso desafina que da gusto.

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