La lectura atenta.

Francine Prose, en su libro “Cómo lee un buen escritor”, explica que, si bien leemos por placer, no por ello no hemos de tomar conciencia del estilo, el lenguaje, la construcción de las oraciones, la forma en que se expresa el contenido y la información, así como observar la manera en que el escritor estructura la trama, construye los personajes y usa los diálogos y la descripción de detalles. Nos invita a una lectura atenta, palabra por palabra, frase por frase, ponderando cada una de las decisiones en apariencia menores que haya tomado el autor. Nos dice que todos empezamos siendo lectores atentos. Incluso antes de aprender a leer, cuando asistimos a una lectura en voz alta y cuando escuchamos, en realidad, también estamos recibiendo una palabra tras otra y una frase en cada momento, en un proceso por el que prestamos atención a todo lo que esas palabras o frases transmiten. Palabra por palabra es como aprendemos a escuchar y, por consiguiente, a leer, lo cual parece lógico, ya que ésa es también la manera en la que los libros que leemos fueron escritos.
Al recorrer los capítulos del libro aprendemos a fijar nuestra atención en las palabras, las frases, los párrafos, la narración, el personaje, el dialogo, los detalles y el gesto.


Al poco de leer este magnífico ensayo cayó en mis manos “Todo bajo el cielo” de Matilde Asensi y, aunque el argumento y el final no los considero brillantes, al aplicar la lectura atenta descubrí que esta autora elige cuidadosamente las palabras y consigue frases breves que hacen su lectura muy placentera: arriates de flores, aparentaba, anaquel, pasos menudos, portalón, soportales, vanos.
“Los años me habían restado brío”.
“Los problemas que se habían desmoronado sobre mí”.
“Empujando las dos hojas de la hermosa puerta”.

Estas dos últimas semanas la lejanía de cualquier forma de ordenador me ha llevado a ejercer lectura atenta sobre varios libros que han pasado por mis manos.

Primero releí “El Halcón Maltés”, de Dashiell Hammett. Es un clásico tanto el libro como la película. Considerado como precursor de la novela negra el autor te introduce en una trama oscura de la mano de unos personajes perfectamente dibujados, duros, sinuosos, peligrosos, pero a la vez familiares y cercanos. Me parecen geniales la descripción del protagonista con la que comienza el primer capítulo y la del malo en el capítulo 11 titulado el hombre gordo.

“Samuel Spade tenía larga y huesuda la quijada inferior, y la barbilla era una V protuberante bajo la V más flexible de la boca. Las aletas de la nariz retrocedían en curva para formar una V más pequeña. Los ojos, horizontales, eran de gris amarillento. El tema de la V lo recogía la abultada sobreceja que destacaba en medio de un doble pliegue por encima de la nariz ganchuda, y el pelo, castaño claro, arrancaba de sienes altas y aplastadas para terminar en un pico sobre la frente. Spade tenía el simpático aspecto de un Satanás rubio”.

Mr. Gutman, el malo, es descrito como sigue:“Era de una corpulencia sebosa, con bulbos rosáceos por carrillos, labios, sotabarbas y pescuezo, con una gran barriga blanda y ovoide en vez de torso, y conos colgantes que hacían las veces de brazos y piernas. Al aproximarse a Spade, todos los bulbos subieron y temblaron para luego derrumbarse a cada paso, como un enjambrado conjunto de pompas de jabón aún no desprendidas del canuto que las hinchó. Sus ojos, constreñidos por los montículos de grasa que los rodeaban, eran morenos y de mirar astuto. En el amplio cráneo le crecían diseminadamente rizos oscuros. Vestía chaqué negro, chaleco negro, corbata de plastrón negra, adornada por una perla de rosado oriente, pantalones estambrados, a rayas, y zapatos de charol. Su voz era un runrún gutural.”


Si no os he hablado de la construcción de los personajes en el Halcón Maltés es porque querría hacerlo de los de la novela “Los hombres que no amaban a las mujeres” de Stieg Larsson. Se trata de un libro que te engancha desde el principio por su trama y por su ágil forma de narrar los acontecimientos. La historia es trepidante y te arrastra a devorar una página tras otra. En los periodos en los que necesariamente has de parar de leer (comer, dormir, saludar cortésmente a la familia que te rodea) es cuando tomas conciencia de la talla de los personajes de la novela. Todos ellos son perfilados magistralmente tanto en su descripción física como en su manera de ser y pensar. Mikael Blomkvist es el protagonista indiscutible, periodista de éxito, inteligente, atractivo. Cada uno del resto de personajes es descrito con más o menos detalle en función de su participación en la trama. La que a mí me ha gustado más es el de la coprotagonista: Lisbeth Salander, peculiar investigadora freelance, invisible a sus investigados a pesar de su presencia peculiar (delgada, piercings, tatuajes) La primera impresión es que no hay nadie que desentone más con su puesto de trabajo en una importante empresa de seguridad. Pero su aspecto contrasta con la minuciosidad de sus informes que se definen tanto por su precisión científica como por una llamativa ausencia de compromiso emocional con las conclusiones por muy demoledoras que estas pudieran resultar. Autentica friky, asocial, depende de la tutela judicial impuesta para evitar el ingreso en un centro de salud mental. Inadaptada con facultades que te van sorprendiendo a medida que aparecen en el discurrir de la historia.
Dos asuntos importantes se abordan, además, en esta novela: la violencia contra las mujeres con estadísticas suecas ciertamente demoledoras y la desvergüenza de la economía especulativa personalizada en un malo desdibujado y que sin llegar a conocerlo vemos como al final muere a manos del crimen organizado. Sorprende la descripción del estallido de una burbuja especulativa en Suecia en este libro publicado originalmente en 2005 y que se asemeja grandemente a la crisis mundial que estalló dos años después, a finales del 2007. Hay una frase que creo que resume bien lo que son estas prácticas especulativas: la estafa y el robo a partir de un determinado volumen de dinero pasa a denominarse negocio.


Os recomiendo el libro, os lo pasareis bien.

Deseo que la crisis no os ponga muy cuesta arriba la cuesta de enero. ¡Leed y escuchad música que es barato¡.

También podéis ir en bici o pasear, actividades que también tienen un precio asequible.

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