Adiós a Orion, llega la primavera

Sé que desde que el hombre fue hombre quedó fascinado por la inmensidad del cielo estrellado. Los astros, a medida que aumentaba su conocimiento, los sabía cada vez más lejanos, infinitamente lejanos según la escala humana. En los albores de nuestra historia proyectamos nuestros temores y nuestras creencias hacia esos puntos estelares que unidos por la imaginación formaron serpientes, ninfas, dragones, guerreros, dioses, héroes, animales…

Los astrónomos actuales nos preguntan cómo Venus puede ser el planeta del amor cuando sus extremas temperaturas desaconsejan cualquier luna de miel en su superficie. O porqué vemos un león en la constelación Leo cuando claramente se ve que es una plancha o un ratón.
Entendiendo todas estas razones pienso que si hay una constelación auténtica esa es Orión. Reto a cualquier científico a que me demuestre que esas estrellas no son otra cosa que el hijo de Hirieo, enorme gigante que podía andar por el fondo del mar manteniendo la cabeza y los hombros fuera del agua. Cazador infatigable que en el firmamento se encuentra junto a sus perros (Canis Mayor y Canis Minor) y la liebre. En eterna persecución de Mérope y las Pléyades.
Preside el cielo del invierno y se acerca el momento en el que se despedirá de nosotros hasta el otoño. Todavía la vemos cuando anochece al mirar hacia el sur (más o menos dependiendo de la hora) y pronto desaparece. Es fácil identificar las tres estrellas del cinturón en perfecta línea recta situadas sobre el ecuador celeste. Después arriba a la izquierda Betelgeuse (supergigante roja) y en el pie que queda a nuestra derecha la estrella de más magnitud de la constelación: Rigel. Si seguimos desde el otro pie hacia abajo descubriremos, en la oreja del canis mayor, a Sirius que es la estrella más brillante del firmamento.
Es mi constelación preferida y a la llegada del equinoccio me despido hasta el otoño próximo.
Cuando miro al cielo siempre lo hago a simple vista y es suficiente espectáculo. Pero un día tomé unos prismáticos y los enfoqué a la nebulosa Orión (cuerpo celeste bajo el cinturón de la constelación) y quedé maravillado porque con unos simples prismáticos alucinas. No te digo nada con el Hubble.
Y recordé al replicante Roy Batty (Blade Runner):

“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia... es hora de morir"

Y el sol en su trayecto proyectado sobre la bóveda celeste, en el equinoccio, corta el ecuador celeste por el punto vernal, en el día que dura lo mismo que la noche, declarando inaugurada la primavera.

Os invito, cuando caiga la noche, a buscar a Orión, con el permiso de las farolas, y decidle adiós, cuando te volvamos a ver se estarán sofocando nuestras calenturas estivales y nos preparemos para cerrar el ciclo de la tierra.

Albert C.  tiene una web PLANISFERI en la que puedes encontrar muchas indicaciones sobre qué cosas mirar. Puedes empezar con las efemérides del mes.

¡Dejate abducir por el vacio sideral!

Telescopio Hubble: Nebulosa Orión

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