La primavera


Hace muchos años, no sé cuantos, que el primer día de la primavera aparecen pequeños ramos de flores silvestres anudados a la puerta de casa. A pesar de repetirse anualmente siempre nos causa sorpresa el descubrir el ramillete con la tarjeta de “benvinguda primavera”. Durante unos días repasamos quién puede ser el protagonista, tenemos varios posibles candidatos, y con el paso de los días se desvanecen nuestras dudas hasta el año siguiente. Creo que en el fondo deseamos que la aparición de las flores siga siendo una sorpresa e imaginar…





Hoy hemos inaugurado la primavera con una excursión en bici. No ha sido larga ya que tras el madrugón hemos conseguido salir más de las once. Tras el pistoletazo dado por el equinoccio la tierra ha sido invadida por un mar de pequeñas flores de todos los colores brotando entre las plantas que tapizan los márgenes de los caminos.



Las fresas cultivo característico de aquí, venido a menos

Can Llort es otro de los vórtices con alma de esta zona. No sé porqué pero siempre paramos aunque no estemos cansados. Agua, pipas, bromas… se está bien aquí es una sensación especial.

La cuesta hasta el “coll de l’era d’en Mora” es de las más suaves de la zona, no por ello dejan de quejarse nuestras piernas y de inflamarse nuestros pulmones (menos los de Pablo que me está diciendo que a él se le inflan, no se le inflaman). Al llegar arriba una constante en nuestros paseos: el mar. 


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