Sun flower, estudio en el blog

Cuando comienzas a tocar un instrumento a la tierna edad a la que yo lo comencé, hace ahora 8 años, ya sabes que jamás llegarás a dominarlo y apenas conseguirás un atisbo de música. ¿Por qué sigo, pues, en la brecha? Sencillamente porque la música me fascina: es el arte más inmaterial y breve pero a la vez el más invocador de emociones.

La primera cosa para alucinar es la escritura de la música: el solfeo. Cuando lees una partitura entonando o con tu instrumento estás abriendo paso a unas notas, un ritmo, una expresividad,… que en muchas ocasiones no habías oído jamás y las estás reproduciendo tal y como el autor las encontró en su cabeza. No olvidemos que es un código universal que entienden todos (o la mayoría) de los músicos y aficionados del mundo independientemente de su origen, idioma o creencias.

Después está lo del instrumento de viento: resulta que el instrumento no es la flauta sino el conjunto de flauta y flautista. ¿Sabías que una misma flauta suena diferente según el flautista que la toca? y, al revés, ¿sabías que a un mismo flautista todas las flautas que toque tendrán sonoridades semejantes? Y es que de la misma forma que un violoncelo tiene una caja de resonancia el flautista hace de caja de resonancia de la flauta. A parte de estas curiosidades lo realmente guay de un instrumento como la travesera son aquellos días en los que consigues poner el cuerpo como Dios manda y el tocar la flauta se convierte en una prolongación de tu respiración, de tu soplo vital. Es cuando consigues un sonido lleno de matices y las notas no se te caen de octava y los dedos corren con la fuerza del imán atraídos por las llaves que han de cerrar y abrir y el caudal de aire conecta tus labios con la flauta. Lo de afinar ya sería otra cosa…

Otro día ya explicaré lo bien que nos lo pasamos en la banda.


Hace bastantes posts osé a titular uno como Concierto en el blog, era joven y prepotente, el de hoy sólo me he atrevido a titularlo “Estudio en el Blog”. Se trata de una pieza fácil, “Sun Flower”, del libro “One hundred and Twenty Three Duets” de Yusef Lateef. Tengo este libro hace años, lo compré por Internet en la web de Aebersold y lo utilizo como material de relax entre estudio y estudio (este año toca barroco).

Yusef Lateef, al que no tengo el gusto de conocer, es una persona polifacética: compositor, intérprete, artista, autor, educador y filósofo. ¡Ahí es nada! Ha tenido una presencia importante en el panorama musical internacional durante más de seis décadas llegando a ganar un Grammi. Es un virtuoso en un amplio espectro de instrumentos: saxo tenor, flauta, oboe, flauta de bambú, shanai, shofar, tártaro, sarewa, koto.

Espero que Lateef me perdone por lo que he hecho con una de sus piezas. También espero lo mismo de los que escuchéis lo que sigue a continuación:



Para dejaros con buen sabor de boca he encontrado lo siguiente en youtube, interpretado al saxo por el mismo Lateef. Es una grabación antigua, me hubiera gustado poner una de sus piezas más recientes con la flauta, pero le ha dado por lo de la música orgánica (intercultural y demás) y, la verdad, resulta bastante difícil de escuchar. Así que nos quedamos con lo clásico...



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