Os presento al Massagran


Domingo en el puerto de Arenys, todos los barcos de arrastre lucen sus colores recién pintados; la parada biológica los ha llevado al varadero en estas semanas previas.
Gustavo, en su lucidez matinal, nos dice por donde ha entrado el “Tramuntana” y quedamos reunidos en pequeño grupo. El bar todavía está vacío y durante el almuerzo hablamos de todo: de las “latinas” de Calafell, de pesca, de vela y de los mil y un trucos del “asturiano”: cómo hervir el pulpo, hacer un buen caldo de pescado, preparar el curadillo o freír una buena merluza.
De todas formas el tema estrella de hoy es el “Massagran”, de lo bien que navega a vela y de los cuidados que necesitará para volver al mar.
Durante los cafés decidimos subir al huerto donde casi seguro encontraremos a Alfredo. Tenemos suerte, allí está entre vides y guisantes (los pocos que han dejado las heladas). El terreno distribuido en varias terrazas escalonadas, primorosamente trabajadas, se orienta hacia el mediodía y el sol lo ilumina todo proporcionando un agradable calor. Parecemos flotar sobre las brumas que hoy desdibujan el mar allá abajo.
Con la parsimonia de sus setenta y tantos y la seguridad del que sabe todo sobre su oficio, nos acompaña a su taller y allá está, tumbado sobre su banda de estribor, descansando desde hace ya unos años esperando la mano experta del “mestre d'aixa” que lo retorne a la mar.
Ilusionados ya hemos hecho el plan de las próximas 2-3 semanas. Calafatear, repasar, rascar, pintar y... ya se irá viendo.

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