De mi patrimonio inmaterial, sopas hervidas

Resulta que el otro día me entero, hablando con mi madre y Fermina que estas sopas se han hecho en mi casa desde toda la vida. Y yo sin saberlo, resulta que mientras las comían los abuelos a nosotros nos daban cosas más nutritivas y modernas…

Apunté como pude la receta que me describían a medias entre las dos. Hoy aprovechando mis últimos días de vacaciones voy a comerme un buen plato de este manjar. He encontrado la misma receta en el blog Chismes y Cacharros que es de donde he sacado las proporciones y alguna propina como el pimentón y el huevo (este último opcional en mi casa). Se les llama hervidas porque todo se pone junto a cocer, a diferencia de las de ajo en las que primero se fríe con el pan para después añadir el agua o caldo.

Antiguamente se hacían en pucheros de barro pero, dado que no tengo cocina de leña, he utilizado una cacerola plana intentando hacer una cocción muy lenta que no ha pasado de la media hora (a diferencia de las 2 horas de rigor tradicionales). Otra alternativa es la sartén. Lo que perdemos con la “rapidez” es la costra que se hacía en el puchero y que debía de ser muy rica.

Es una receta ideal para usar el pan duro que nos ha quedado de días anteriores, cuanto más duro mejor.

Ingredientes (para 2 -3 personas).
  • un poco menos de 1/2 pan de hogaza duro
  • 1 cucharada de pimentón dulce (o picante según gustos)
  • 4 dientes de ajo
  • aceite
  • sal
  • 4 vasos de agua
  • 1 huevo

Se hace el pan a rodajas finas no muy gruesas.
Se majan en el mortero los ajos pelados y añadimos el pimentón y el aceite (un poco más de la mitad) y se remueve.
Se pone la cazuela o la sartén al fuego con dos vasos de agua y cuando comience a hervir añadimos las rebanadas de pan, sal y el majado del mortero, el agua que nos queda lo echamos en el mortero y seguidamente en la sartén, removemos bien. Bajamos el fuego y dejamos cocer unos 15 a 20 minutos removiendo alguna vez.
Pasado el tiempo echamos el huevo a las sopas y removemos hasta que cuaje.
No me he podido resistir a añadir algo de comino y cúrcuma. Son mis debilidades.

Son estos platos con los que nos hemos de comprometer para mantener el patrimonio inmaterial. He de decir que de mi casa tengo algunos logros de conservación: las migas de mi abuela, las farinetas de maíz, los huevos tontos, el pastel de liebre de mi madre. Y ahora a las sopas de ajo añado estas sopas hervidas que están exquisitas.


Antes de añadir el huevo

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