Mañana voy al médico.

De la novela “El médico” de Noah Gordon, llamó mi atención la descripción del trabajo que desarrollaba aquel curandero inglés con el que el protagonista inicia su actividad de sanador. El autor describe cómo al llegar a cada pueblo instalaban su parada para vender linimentos y otros remedios casi milagrosos. Después de la venta atendían a una serie de enfermos que guardaban la vez para entrar en un mini dispensario que instalaban en su carromato. Resulta emocionante el pensar que la relación que se establecía en aquellas “consultas” medievales entre el sanador y el enfermo es, en esencia, la misma que se produce en las consultas médicas en la actualidad.

Cuando me licencié llevaba conmigo un importante bagaje técnico y, a su vez, un importante déficit comunicativo. La actual medicina científico-técnica pasa de soslayo por estos aspectos tan terriblemente importantes en la atención a las personas que presentan algún problema con su salud.

Comencé a trabajar en alguna sustitución y pronto hice la residencia con el sistema MIR. Fue entonces cuando, de forma intuitiva, me enfrenté a la curiosa situación que supone una entrevista clínica entre el médico y el paciente. Es con el paso del tiempo cuando reflexionas sobre el significado de estas entrevistas que se construyen con las aportaciones tanto de uno (el paciente) como el otro (el médico). Las habilidades comunicativas del profesional se van mejorando con la práctica y también con el aprendizaje de técnicas de entrevista. Todos los que trabajamos como médicos de cabecera hemos hecho más de un curso o taller sobre este tema.

Fue justo al hacer una actividad que se basaba en la video-grabación de la consulta y el posterior comentario con un grupo de colegas cuando comprobé que si bien cada médico imprime su carácter a sus entrevistas, nuestras dificultades eran semejantes y todos nos enfrentábamos a situaciones parecidas. Hablábamos con nuestros pacientes como lo hacía aquel curandero inglés medieval.

Los que leéis esto y estáis en el otro lado de la mesa entenderéis que el médico que tenéis delante es una persona con sus preocupaciones, creencias, sentimientos y que resultará implicado en todo lo que le podáis explicar. No se escandalizará por ninguna de vuestras preocupaciones o pensamientos. Ni que decir que la confidencialidad es absoluta.

Y ahora viene la parte de servicio público. Si vas a ir al médico por algún problema que te preocupa no estaría de más que preparases previamente la visita.En la web Americana “Agency for Healthcare Research and Quality dan unos consejos sobre cómo hacerlo. Han elaborado un FOLLETO (en castellano) que te ayuda en la tarea.

También en la Junta de Andalucía han preparado un programa de ayuda en versión ordenador, iphone y Android

Salud para todos

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