Ensayo sobre la lucidez. José Saramago


Acabo de leer esta novela escrita en 2004, en la que Saramago plantea la hipótesis de una sociedad madura que se manifiesta en unas elecciones votando masivamente en blanco. Este hecho inimaginable por casi nadie, fruto de la libertad y auténtica democracia, es interpretado por los gobernantes como una conspiración contra los pilares de la sociedad. Al adentrarnos en la historia se va viendo con detalle cada una de las reacciones del gobierno y cómo progresivamente el primer ministro va acumulando carteras ministeriales y poder. De esta forma contrasta el cada vez más dictatorial gobierno con una ciudad que faltándole policía y servicios públicos funciona apaciblemente y con un elevado grado de concordia entre sus ciudadanos. Esta descripción utópica se sitúa a una cierta distancia del lector hasta que llegamos a los últimos capítulos en los que toma una forma más corpórea.
Cuando hablamos de Saramago siempre se encuentra algún lector reticente con su prosa debido a su sistema peculiar de puntuación. A mí me parece una forma muy eficaz en los diálogos en los que el cambio de personaje se marca por una coma seguida de mayúscula. Leídos de esta forma adquieren un dinamismo que los acerca a la conversación real entre las personas. Esto a mí me gusta.
Las divagaciones y circunloquios del autor son otro de los atractivos de su prosa.
Sobre el futuro de una sociedad de espontánea convivencia pacífica que necesita muy poco de un sistema de gobierno, en la que la gente es feliz y se siente relajada y preocupada del vecino, al llegar al final sabremos lo que opina Saramago…

Es curiosa la similitud de la opinión que se vierte en esta novela con la conclusión a la que llega Ti Noel en “El reino de este mundo” de Alejo Carpentier. En Haití tras revueltas, revoluciones y conquistas a las que logra sobrevivir, este antiguo esclavo se da cuenta de que el nuevo gobierno que ocupa el vacío dejado por el anterior, que a su vez sustituyó a otro y a otro… no va a mejorar su existencia sino más bien al contrario… y decide ser él mismo el rey y nombrar ministros de su gobierno a la gente que pasa a su lado por el camino.

“En aquel momento, vuelto a la condición humana, el anciano tuvo un supremo instante de lucidez. Vivió, en el espacio de un pálpito, los momentos capitales de su vida; volvió a ver a los héroes que le habían revelado la fuerza y la abundancia de sus lejanos antepasados del África, haciéndole creer en las posibles germinaciones del porvenir. Se sintió viejo de siglos incontables. Un cansancio cósmico, de planeta cargado de piedras, caía sobre sus hombros descarnados por tantos golpes, sudores y rebeldías. Ti Noel era un cuerpo de carne transcurrida… El anciano lanzó su declaración de guerra a los nuevos amos, dando orden a sus súbditos de partir al asalto de las obras insolentes de los mulatos investidos… Y desde aquella hora nadie supo más de Ti Noel ni de su casaca verde con puños de encaje salmón, salvo, tal vez, aquel buitre mojado, aprovechador de toda muerte, que esperó el sol con las alas abiertas…”

Desde que Tomas Moro nos la describió en su libro, han sido muchos los que la han perseguido o añorado

“La isla de UTOPIA se extiende unos doscientos kilómetros, y por larguísimo
espacio no se estrecha considerablemente, pero en sus extremos queda reducida
a unos cincuenta kilómetros. Dichos extremos están como torcidos, de manera
que toda la isla tiene una forma parecida a la de la luna nueva”.


Sociedad basada en la cultura y respeto a las tradiciones donde todo el mundo trabaja un horario razonable, tan apenas hay leyes ni gobernantes ni ejército,…


Fue Tierno Galván quien jaleaba a los suyos diciendo ¡no renunciéis a la utopía!

No sé pero quizás en las próximas elecciones no me quede otra alternativa que votar en blanco...

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